Cuando los huevos crudos se congelan, el líquido del interior se expande, lo que puede hacer que las cáscaras se rompan. Como resultado, el contenido del huevo puede estropearse y corre el riesgo de contaminación bacteriana (3, 4). Además, congelar huevos crudos y sin cáscara puede afectar negativamente la textura, ya que las yemas de huevo se vuelven espesas y gelatinosas..