Forre las albóndigas congeladas en cada mitad de calabacín. Cubra las albóndigas de manera uniforme con la salsa de tomate restante. Cubra bien con papel de aluminio y hornee a 350 grados durante 45 a 50 minutos o hasta que el calabacín esté casi tierno cuando lo pinche con un cuchillo. Retire la tapa y espolvoree el queso mozzarella uniformemente sobre el calabacín relleno..