El tratamiento térmico de la harina asegura que se eliminen las bacterias malas, de modo que la harina se pueda usar en postres sin hornear y más. Afortunadamente, el tratamiento térmico de la harina es bastante fácil. La forma más sencilla de hacerlo es poniendo harina en un tazón y calentándola en el microondas a temperatura alta hasta que esté a 165 grados..